Todo el mundo
conoce al demonio de Tasmania gracias a Taz, personaje de la serie Looney Tunes
que acababa con todo aquello que encontraba a su paso. El demonio de Tasmania
es el marsupial carnívoro más grande del mundo. Habita en la isla de Tasmania,
Australia. Actualmente, la especie se ve afectada por una grave enfermedad, un
tumor facial infeccioso. Esta enfermedad se transmite por contacto físico entre
los demonios, siendo el primer caso de cáncer conocido que se transmite de esta
forma. La facilidad y rapidez de propagación de la enfermedad, junto con la
diversidad genética extremadamente baja de los demonios de Tasmania, ha llevado
a la especie al peligro de extinción, reduciendo su población más del 60% en
los últimos 17 años.
Esta enfermedad
provoca una reducción del tamaño poblacional, la tasa de supervivencia y la de crecimiento.
Su gran agresividad se debe a que las propias células tumorales son el propio
agente patógeno y a que el sistema inmune no las reconoce como ajenas, porque
el genotipo de las células tumorales es similar al de esta especie, lo que
sumado a su baja diversidad genética, los hace vulnerables. Además, se
transmite por contacto directo, principalmente mediante mordeduras.
Inicialmente se ha
estado utilizando como medida paliativa el sacrificio de los individuos
infectados con un pésimo resultado, ya que el contagio de esta enfermedad no depende
de la densidad, si no de la tasa de contacto. En consecuencia se estaba
contribuyendo a la desaparición de esta especie. La solución a este problema
reside en una población al noroeste de Tasmania, según Hamish
Mccalum: “Dos individuos silvestres [...] tenían anticuerpos a la enfermedad de
tumor facial del demonio, lo que sugiere [...] que su sistema inmunológico
respondió”. Esta población posee una genética distinta de las
demás, por lo que es resistente al
patógeno. Este hallazgo ha permitido la creación de una nueva estrategia de
conservación basada en el cruzamiento de las distintas poblaciones de la isla
con el fin de transmitir los genes resistentes a la enfermedad a todas las poblaciones
afectadas, mejorando así su diversidad genética. Los investigadores afirman: “Las poblaciones
resistentes podrían establecerse en partes del este de Tasmania [...], ayudando
a repoblar poblaciones orientales, actualmente muy pequeñas.”
Si no se realiza
una gestión de conservación adecuada, la desaparición de esta especie
provocaría un desequilibrio del ecosistema de Tasmania, puesto que se trata de
una especie clave que controla las características de la comunidad en la que
vive. Además, se le considera un símbolo icónico de la isla de Tasmania de
donde es endémico, y por tanto, actúa como reclamo turístico con lo que su
desaparición podría dar lugar a importantes pérdidas económicas.
En definitiva, el
estudio de esta enfermedad no solo supondría salvar una especie, sino también
preservar un ecosistema completo ligado a ella, así mismo permitiría conocer
más en detalle los mecanismos infecciosos de este tipo de enfermedades
tumorales y su interacción con el sistema inmunológico, resultando útil en el
ámbito de la biomedicina.
Apéndice.
Hamede, R.; Lachish, S.; Belov, K.; Woods,
G.; Kreiss, A.; Pearse, A.M.; Lazenby, B.; Jones, M.; Mccallum, H.
(2011).Reduced effect of Tasmanian Devil facial tumor disease at disease front.Conservation Biology. 26, 124-134.
Imágenes
relacionadas: http://www.arkive.org/tasmanian-devil/sarcophilus-harrisii/image-G130877.html
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